Se traduce al castellano cómo “conciencia plena” o “atención plena”. Pero, ¿que es la conciencia? Nuestra raza humana se llama “homo sapiens sapiens”, que significa que no sólo pensamos sino que también podemos ser conscientes de lo que pensamos, sentimos, vemos.
La conciencia es nuestra capacidad de observar y darnos cuenta de lo que está pasando tanto alrededor de nosotros cómo en nuestro mundo interior.
¿Y que tiene que ver con la atención? La conciencia no existe sin la atención. Si no prestas atención a algo, no puedes ser consciente de ello.
La definición que le da al mindfulness Jon Kabat-Zinn, uno de los pioneros de introducirlo en el Occidente, es la siguiente: “Prestar atención plena al momento presente sin juzgar y con amabilidad”. Y esta característica de “no juzgar y con amabilidad” es lo que diferencia mindfulness de “simplemente ser conscientes”. Lo que importa es la intención y la actitud, con las que lo estás haciendo.
Los juicios encierran nuestra mente pero con consciencia plena abrimos nuestra mente, ampliamos nuestra visión y acercamos a las situaciones y personas aceptándolas tal y cómo son, desde la perspectiva de 360º.
Mindfulness viene de la palabra “sati” de lengua pali de la época de Buda que significa “recordar”. Mindfulness tiene que ver con recordar volver al momento presente. En nuestro día día pasamos mucho tiempo metidos en los pensamientos, en la realidad virtual de nuestra mente y a un paso de distancia de la realidad de la vida, y con mindfulness salimos de nuestra cabeza y nos aterrizamos en el momento presente y en la vida misma. Nos despertamos a la vida.