“No pienses que no pasa nada,
simplemente porque no ves el crecimiento.
Las grandes cosas crecen en silencio.”
Buda
Paciencia es otra actitud fundamental de mindfulness.
Paciencia es una forma de sabiduría.
Demuestra que entendemos y aceptamos que las cosas se despliegan a su ritmo. Recordando que a menudo lleva tiempo ver los resultados de nuestro esfuerzo, como en este cuento sobre el bambú japonés.
Y si profundizamos un poco más, ¿qué es la impaciencia?
Es nuestra resistencia al momento presente. Lo vemos como algo incompleto, que tiene carencia de algo, y allí es dónde empieza toda nuestra búsqueda e insatisfacción. Y es en la aceptación profunda del momento presente dónde puede terminar.
La meditación es una forma maravillosa de practicar paciencia. No intentamos ir a ninguna parte sino nos permitimos estar donde estamos y nos abrimos al momento presente, aceptando las cosas tal y como son. Y esta invitación que nos hacemos a nosotros mismos para estar más abiertos, estar más en contacto y tener más paciencia con relación a nuestros momentos se expande de forma natural a otros momentos de nuestra vida.
Esta semana te invito sentarte con tu impaciencia. Observando cómo se expresa en las sensaciones de tu cuerpo: puede que sea agitación, tensión, pulsación…sin intentar cambiar nada. Dejando que sean como son. Respirando a través de ellas.
Permitiéndote abrazar la sencillez del aquí y ahora.
Y en este hacer sin hacer encontrando el lugar dentro de ti dónde sabes que en este momento todo está bien. Que no le falta nada y que ya lo tiene todo.
No intentes salvar el mundo entero ni hacer nada grandioso.
Abre, en cambio, un claro en el denso bosque de tu vida
y espera allí con paciencia,
hasta que la canción que es tu vida
caiga en tus manos ahuecadas
y la reconozcas y la acojas.
Solo entonces sabrás cómo darte
a este mundo
tan merecedor de rescate.
Texto original en inglés: Martha Postlewaite, Clearing