Los pensamientos y los sentimientos
no tienen ningún poder sobre ti
hasta que tú mismo se lo das
cuando te olvidas de tu verdadera naturaleza.
Tú eres el océano; ellos, las olas siempre cambiantes.
Tú eres el cielo insondable; ellos, las nubes pasajeras.
Tú eres el que contiene pero no está contenido en nada;
ellos, huéspedes temporales en tu infinito abrazo.
Amigo mío, ni los pensamientos ni los sentimientos son tú,
pero tú eres lo suficientemente inmenso como para acogerlos,
como para permitirles que vengan y vayan,
que surjan y desaparezcan,
que emerjan, perduren durante un rato y se desvanezcan en el sueño profundo.
Tú permaneces, despierto.
Jeff Foster