“No pases por la vida, crece a través de la vida”
Eric Butterworth
El inicio del año suele ser el momento en el que formulamos los propósitos y los objetivos.
En éste artículo me gustaría compartir contigo algunas reflexiones que espero te ayuden en el proceso.
Me gusta mucho utilizar la metáfora del huerto y hacer la pregunta: ¿Qué queremos que crezca?
Pero es importante no sólo ponernos objetivos, sino intentar investigar ¿por qué realmente lo queremos? Que valores hay detrás de estos propósitos. Que es lo que de verdad necesito. Detrás del propósito de crear rutina de meditación, puede haber valores como “sentirme en paz”, “ser feliz”, “aceptarme y quererme”, “aportar más paz al mundo”, etc.
Una vez que seamos conscientes de la respuesta, tenemos que ver si la tierra es fértil. Es decir, nuestros objetivos tienen que ser realistas. Al igual que no todo tipo de terreno vale para todas las semillas, tenemos que ver con qué contamos y cuales son nuestras condiciones básicas para poder lograr nuestros propósitos. Si estás trabajando, tienes hijos, etc, no puedes prpoponerte dedicar dos horas a la meditación todos los días, es imposible. Pero sí, puedes empezar por 10-15 min.
Por supuesto tenemos que averiguar también que cuidados necesitan nuestras semillas, es decir hay que elaborar nuestro plan de acciones.
Es muy importante además, en cada paso que vamos alcanzando algo y consiguiendo nuevo etapa, imagina, por ejemplo, que las semillas empiezan a brotar, felicitarnos y celebrarlo.
Y así más que pensar constantemente en el objetivo final, aprender a disfrutar de cada etapa de camino.
También necesitamos mucha paciencia y confianza. Todo lleva su tiempo, todo tiene sus ritmos naturales. Imagina que al plantar las semillas no puedes esperar y quitas la tierra para ver si han brotado o no. Con la impaciencia no llegarás muy lejos.
Por supuesto sirve de gran ayuda compartir. Cuenta sobre tus propósitos a otras personas, involúcralas a colaborar o únete a los grupos con los mismos objetivos.
Y por último, la auto crítica feroz en vez de animarnos, nos frena. Acuérdate de ser un poco más auto compasivo/a. 🙂
La valentía no siempre ruge. En ocasiones, es esa voz tranquila que, al final del día, dice; “Mañana voy a intentarlo de nuevo”.
Mary Anne Radmacher