Febrero, mes del amor

“Te amo – dijo el principito.
Yo también te quiero – dijo la rosa. 
No es lo mismo – respondió él…”

Febrero es el mes del amor por excelencia. Los corazones llenan los escaparates de las tiendas, los restaurantes ofrecen menús para parejas y la agencias ofertan escapadas románticas. Pero si dejamos aparte todo el marketing del día de San Valentín podemos a aprovechar este mes para hacer florecer (al igual que los almendros en el parque del Retiro) el Amor incondicional.

¿Qué diferencia tiene el amor incondicional con el amor romántico?

El amor romántico es un  amor interesado, queremos a otra persona pero esperamos también recibir algo a cambio. Al contrario el amor incondicional brota de generosidad, no espera nada y no busca beneficio propio. Es un sentimiento ilimitado.

La palabra Metta significa “sol” en el idioma pali que fue utilizado en la época de Buda porque al igual que el sol ilumina a todos, Metta se dirige a todos sin escoger a nadie en particular.

La otra raíz de Metta corresponde al termino “amigo”, nos enseña ser amigos de uno mismo y cultivar la verdadera amistad con otros. 

La forma más pura de la Amor incondicional es el que siente   una madre hacia su bebe pero también podemos cultivar este amor hacia nuestras parejas, hacia otras personas en nuestra vida y hacia todo los seres. 

Se cree que todos tenemos semillas del Metta en nuestro corazón, tan solo hace falta nutrirlas y cuidarlas para que broten y florezcan.

Y se empieza por uno mismo porque al igual que necesitamos cuidarnos para cuidar mejor de los demás también necesitamos aprender a amar y aceptarnos plenamente para poder amar incondicionalmente a los demás.

Te invito a practicar con la maravillosa meditación Metta pero también si te apetece puedes hacer éste  ejercicio sencillo que se llama “Metta callejera”: Andando por la calle cada vez que te cruzas la mirada con alguna persona mira a ver si en silencio le puedes enviar algún deseo, quizás simplemente diciendo en silencio “que estés bien” o “que seas feliz”, “que encuentres paz”. Verás como al hacerlo mejorará tu estado de ánimo y como quizás surge alguna magia en relación con otras personas, porque cuando envías amor al mundo así de forma desinteresada, cómo un boomerang suele volver hacía ti. 

Si te apetece profundizar, te animo a hacer el curso “los Cuatro inconmensurables”, un verdadero bálsamo para tu corazón.

Y no dejes de leer el diálogo entre el Principito y la Rosa sobre la diferencia entre amar y querer.

Con Metta,

Ksenia

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