No fuerces

En nuestra cultura ansiosa, estamos acostumbrados a hacerlo todo de prisa. Como dice César Órtiz en su poema “Vivimos esperando” :

comemos rápido,

hablamos rápido

y dormimos rápido.

Y llevamos estas prisas a nuestras relaciones, nuestro tiempo libre e incluso a nuestra práctica de yoga y meditación. Forzamos el cuerpo para llegar lo más rápido posible a una postura avanzada, forzamos la mente y el corazón para conseguir a toda costa sentirnos mejor, huyendo de los pensamientos y sentimientos difíciles y buscando una calma artificial. Como resultado sufrimos lesiones y el desgaste emocional.

Mindfulness nos enseña a “no forzar”; lo que no tiene nada que ver con rendirnos.

Significa soltar las prisas, cultivar paciencia y confiar en el despliegue natural de las cosas. 

Dejar de obligar a nuestro cuerpo a hacer las posturas a las que todavía no está preparado.

Dejar de forzar a sentirnos diferente, a sentirnos mejor.

Y en vez de huir y resistirnos a los pensamientos y sentimientos difíciles, abrirnos a ellos y aprender a observarlos con calma, paciencia y sin juzgar.  

Como dice Yung Pueblo: 

Forzarnos

a estar felices no es

útil ni auténtico

ser honestos

con lo que sentimos,

mientras permanecemos tranquilos 

y atentos,

así es como se hace.

Y cuando dejes de pensar tanto en el objetivo y empiezas a estar presente en cada etapa del camino, permitiendo que suceda lo que está sucediendo, es cuando las cosas empiezan a cambiar. 

Te invito a leer este cuento sobre la importancia de no forzar. 

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