¿Por qué la gratitud es una cualidad tan importante para desarrollar en nuestra vida?
La gratitud implica reconocer, darnos cuenta y estar agradecidos por las cosas buenas de nuestra vida. En lugar de pensar que podemos arreglar constantemente, podemos maravillarnos lo que sí que está bien y esto reconstruye radicalmente nuestra experiencia.
Agradecer es un acto que nos conecta con el presente, con el privilegio de respirar, de estar vivos.
A nivel físico nos aporta más energía física, mejora calidad de sueño y disminuye la presión arterial. A nivel psíquico estimula la sensación de satisfacción, plenitud y calma. A nivel social despierta nuestra generosidad y solidaridad, ya que nos hace ser más conscientes de la interconexión entre todos los seres y el planeta.
Aunque la gratitud puede dirigirse hacia las cosas grandes de la vida, como nuestra salud o nuestra familia, su efecto puede ser más poderoso cuando se dirige hacia las cosas pequeñas. Las investigaciones han demostrado que la gratitud está fuertemente asociada con la felicidad.
Puedes sentir lo maravilloso que es tener el cuerpo lleno de vida ahora mismo, puedes sentir el aire al entrar y al salir apreciando al máximo el proceso que hace posible nuestra vida. La maravilla de la existencia cotidiana.
Agradecer nos conecta con nuestra abundancia, nos enriquece y hace que seamos más receptivos y más conscientes.
Lee este maravilloso texto de Jeff Foster:
La abundancia no es el dinero que tienes en tu cuenta, los trofeos que acumulas en tu estantería, las carta que llegan a tu nombre, la lista de metas que has cumplido, la cantidad de gente conoces, tu cuerpo perfecto o los fans que te adoran.
La abundancia es tu conexión con cada respiración, con cada aliento. Lo sensible que eres a la más mínima sensación y emoción en el cuerpo.
Es el placer con el que saboreas cada momento único, la alegría con la que le das la bienvenida al nuevo día. Es tu corazón abierto de par en par y cuánto te conmueve día a día el amor que te rodea; tu predisposición a abrazarlo todo, a acoger lo que sea que necesite ser acogido. Es la frescura de cada mañana, libre de la carga que suponen los recuerdos o las falsas esperanzas.
La abundancia es la sensación de la brisa de la tarde en tus mejillas, el calor del sol sobre tu rostro. Es encontrarte con los demás en el terreno de la honestidad y la vulnerabilidad, conectando más allá de la historia, compartiendo lo que está vivo.
La abundancia es la simplicidad. Es la bondad. Eres rico, amigo mio. Eres rico.
Y si te apetece, tienes el curso 21 días de gratitud, es uno de mis cursos más queridos y que he preparado con todo mi corazón. En 21 vídeos te voy proponiendo diferentes temas con los que puedas desarrollar y practicar la gratitud. Tres semanas de práctica son excelentes para implementar este nuevo hábito en tu vida.
De mi corazón al tuyo, gracias por leerme.
Namasté