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Retiro de vipassana: primera parte

En este artículo te cuento un poco la experiencia de mi segundo retiro de vipassana.

He de reconocer que ha sido muy diferente al primero.

El primer retiro lo he hecho sin preparación previa, apenas meditaba y mi práctica no era nada constante. Y quizás por eso fue tan duro. Si estás pensando hacer este retiro por primera vez, creo que es muy importante tener una práctica diaria de meditación por lo menos desde hace un año.

También es verdad que ahora mismo mi vida es la meditación. No sólo practico pero además enseño y estas horas cuentan pues cuando estoy guiando una práctica de meditación, simultáneamente la estoy haciendo.

Así que por mi sorpresa no me resultó nada difícil entrar al ambiente del retiro y tampoco me costó salir.

También creo que es muy importante saber cuál es tu intención, cuál es el motivo por él  que lo haces. Cuando fui la primera vez, no lo sabía. Pero esta vez tenía dos motivaciones fuertes: una era más personal, interna, trabajar con ciertas emociones y apego al ego, y otra era más externa, lo hacía por mis alumnos, para poder aportarles más y también por la Tierra porque creo firmemente que incluso una mente consciente y en paz puede ser de gran ayuda. Y en los momentos difíciles del retiro me acordaba sobre todo de la segunda motivación (y de las caritas de todos mis alumnos :)) y esto me daba muchísimas fuerzas y ánimo para seguir.

Cuando estás en un retiro de esta clase, es impresionante la montaña rusa de las emociones que experimentas. Pasas de los momentos de alegría y gozo a los momentos de tristeza y desesperación en cuestión de unos segundos. La primera vez que estuve el 90% de tiempo era desesperación pero esta vez por mi sorpresa me sentía muy alegre y tranquila. Y en los momentos de bajón me refugiaba en los paseos por naturaleza gritando por dentro: “Amadme os lo ruego” y me imaginaba los árboles, los pájaros, las flores enviándome su amor :).  

En esta ocasión por motivos de Covid, estuvimos alojadas en habitaciones individuales y eso tuvo una grandísima ventaja: dormía mejor y tenía más intimidad. Después de dos o tres horas seguidas meditando mi mente se embotaba y necesitaba hacer algo de meditación caminando o estiramientos conscientes que en caso de compartir la habitación no sería posible pues  molestaría a los demás.

El horario era brutaaaal (en todos los retiros de vipassana en todo el mundo siguen el mismo horario), nos despertábamos  todos los días a las 4:00 de la mañana pero sólo por ver el impresionante cielo lleno de estrellas merecía la pena madrugar todos los días. Y la mente se encontraba muy fresca a esta hora, aparte de que había mucho silencio en el entorno, lo que me permitía meditar tranquilamente sin distracciones y aprovechar bien este tiempo.

A las 6:30 teníamos el desayuno (que estaba esperando con muchas ganas jaja pues no había comido nada desde las 11:00 de la mañana del día anterior) y luego una hora de descanso hasta las 8:00. Mientras la mayoría se quedaba dormida, yo recibía el amanecer dando paseo junto a los árboles escuchando a los primeros pajarillos (es impresionante cantidad de pájaros que hay en toda esta zona del sur de la Sierra de Gredos) para luego sentarme con mi cafetito bajo los primeros rayos del sol iluminando con color dorado los campos de cereales y enfrente despertándose el imponente Almanzor (el pico más alto de la Sierra de Gredos).  Se convirtió en una especie de ritual y era un momento mágico del día.

De 8:00 a 11:00 teníamos tres horas de meditación casi seguidas pues nos daban sólo 5 min para descansar entre las sesiones. Sentados y en silencio, sin apenas instrucciones. 

A las 11:00 era el momento más feliz del día: la comida jajaja. Cómo había tan poco entretenimiento para la mente,  no podía ni leer ni hablar, la comida se presentaba cómo una enorme atracción con todos sus colores, aromas y sabores. Y aunque era sencilla, la disfrutaba muchísimo.

Hasta las 13:00 disponíamos del descanso y cómo a estas horas ya empezaba a hacer mucho calor, lo dedicaba al descanso consciente, durmiendo la siesta muy a gusto :). A veces traían rebaños enormes de ovejas a los prados enfrente y sus cascabeles llenaban el ambiente con un sonido  celestial (puede que a ti te resulte lo más normal del mundo, pero para mi incluso el olor de caca de vaca me parecía maravilloso jeje pues me sentía parte de la naturaleza en todo el momento).

Desde las 13:00 hasta las 17:00 cuatro horas seguidas de meditación. Las últimas me resultaban insoportables y me retiraba siempre a la habitación para hacer un poco de movimiento consciente y meditación caminando pues ya no podía estar más tiempo sentada.

A las 17:00 merienda, pero por ser estudiante antigua, sólo me correspondía una triste limonada, mientras los estudiantes nuevos (las que hacían el retiro por primera vez) disfrutaban de su fruta. No sabéis lo que echaba de menos tomarme una pieza de fruta, pues cómo he dicho, al no tener nada de entretenimiento, una fruta era como una explosión de sabores y aromas. Por mucho que intenté, no lo conseguí con limonada jaja.  Así que aprovechaba esta hora para ducharme que se convertía en un momento maravilloso de relax, con la sensación de agua fresquita cayendo por el cuerpo cansado y destrozado de estar tanto tiempo en posición sentada.

A las 18:00 teníamos otra hora de meditación y a las 19:00  enseñanzas. Y con una última meditación de 30 min terminábamos la jornada interminable a las 21:00.
Pero como a estas horas todavía había mucha luz, aprovechaba para hacer un paseito despidiéndome del día, dejando que la mente descansase en los colores y sonidos del atardecer para ir a la cama a las 22:00 e intentar dormir algo antes de que sonara de nuevo el gong a las 4 de la mañana.

Y así durante 10 interminables días.

Hasta el último día que es cuándo nos dejaron hablar y al principio se me hacía raro incluso escuchar mi propia voz pero luego pasé todo el día compartiendo, comentando y riéndome. 

Para no alargarme más y que la lectura os resulte más amena, de momento voy a dejarlo aquí  y la semana que viene compartiré otro articulo en el que hablaré más sobre la técnica de vipassana. 

Dhamma Sacca, Candeleda, Ávila

2 Comments

  • Thalma osorio

    Uahooo admirable, esperare con ansias el proximo post
    Gracias

    julio 22, 2021 at 3:54 am